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Nuevos equipos recibidos

Cámara de niebla salida

Recientemente hemos recibido nuevo equipamiento que nos permitirá continuar con nuestras investigaciones sobre corrosión. Uno de nuestros socios, Cordes, nos ha cedido una cámara de niebla salina con la que vamos a poder realizar nuevos e interesantes experimentos y ensayos.

¿Qué es una cámara de niebla salina?

Una cámara de niebla salina es un dispositivo utilizado para realizar pruebas de corrosión en materiales y recubrimientos. Su objetivo es simular un ambiente marino o costero en el que los materiales están expuestos a una atmósfera cargada de sal y humedad, condiciones que aceleran el proceso. Este tipo de pruebas permite evaluar la resistencia de materiales, componentes y revestimientos frente a la corrosión en entornos hostiles, lo que es fundamental en la industria automotriz, construcción y en la fabricación de productos que estarán expuestos a este tipo de ambientes.

¿Cómo funciona?

El funcionamiento es sencillo. La cámara produce una niebla de solución salina (normalmente de cloruro de sodio, NaCl) a través de un sistema de atomización o boquillas que se pulveriza para crear una atmósfera densa de partículas de sal suspendidas en el aire.

Es posible controlar parámetros como la temperatura, la concentración de la solución salina y la duración de la exposición, con lo que es factible ajustarlos hasta conseguir las condiciones deseadas para los ensayos. Una vez terminadas las pruebas, se procede a analizar el material en busca de signos de corrosión como picaduras, óxido o debilitamiento estructural y evaluar así el daño causado.

¿Qué aplicaciones tiene?

Las pruebas en cámaras de niebla salina son comunes para evaluar recubrimientos protectores, verificar la durabilidad de componentes metálicos y en la investigación y el desarrollo de materiales resistentes a la corrosión.

Detalle cámara de niebla salina

¿Hasta qué punto representa un problema?

La corrosión es un problema especialmente significativo en estructuras metálicas de soporte y partes enterradas debido a su exposición continua a condiciones ambientales que pueden acelerar su degradación. La vida útil y seguridad de multitud de instalaciones dependen, en gran medida, de la resistencia de estos materiales a la corrosión, ya que cualquier debilitamiento estructural podría comprometer la estabilidad y/o el funcionamiento de estas.

En estructuras expuestas al ambiente, la salinidad (presencia de cloruros), la humedad, la temperatura y la contaminación industrial son las variables más destacadas, mientras que en las enterradas serían: el pH del suelo, su composición, el contenido de humedad, el grado de aireación, la presencia de sales y minerales, de oxígeno y de bacterias.

Este deterioro progresivo de los materiales puede tener graves consecuencias, por lo que las inspecciones periódicas son fundamentales, aunque esto se traduzca en un aumento en los costes de operación y mantenimiento. En última instancia, la corrosión podría incluso repercutir en la rentabilidad del propio proyecto, reduciendo los márgenes de rentabilidad o generando incluso pérdidas en los casos más severos.

En futuras actualizaciones os daremos detalles más concretos de los trabajos que estamos realizando en este campo, así que estad atentos.